jueves, 6 de septiembre de 2012

Perdóname

"Quiéreme cuando menos lo merezca, será cuando más lo necesite."

Me estoy dando cuenta de la gran importáncia que tiene esta frase.

No soy muy mayor, ni muy sabia, ni conozco mucho mundo, pero sé, por la gente que tengo a mi alrededor, que hay pocas, muy pocas personas que piden perdon. Y lo que es peor; hay aún menos personas que perdonan.

"Yo perdono, pero no olvido", hemos escuchado montones de veces, e incluso tú lo has dicho. Perdono, pero guardo rencor, miro mal, critico.

Y usamos la palabra "perdón" como un formalismo más. Como si fuéramos hermanitas de la caridad por pronunciarla. Como si la dijeramos por simple cortesía, por educación. Perdono, pero me vengaré.

Debo decir que, como católica, adoro la confesión. Para los que no lo sois; partiendo de la base que Dios existiera y que continuamente le estamos ofendiendo, cómo nos perdona todos los pecados, nos limpia de culpa para volver a empezar.

Imaginemos que las personas hicieramos lo mismo, perdonar y olvidar, perdonar y olvidar. Qué bien haríamos sentir a los demás y que bien nos sentiríamos cuando, después de cagarla con alguien y arrepentirnos, nos perdonara, así sin más.

Y esta claro que perdonar, pero perdonar de verdad es difícil, realmente difícil. Porqué estamos llenos de orgullo.

Al final, pensándolo bien, la venganza nunca sirve más que para sentirnos bien un momento. Luego, la venganza, es vacía y solo sirve para augmentar la rabia, para generar otra venganza. La venganza es la guerra, son las balas que pasan a un lado y a otro de los bandos y que, casi siempre, dan a quienes no tienen la culpa.

Perdonar es un mundo, pero casi siempre merece la pena.

Leticia.

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