domingo, 29 de marzo de 2015

Saldos.

Mi madre siempre dice que no por el hecho de gustarte una persona, debes estar con ella, o ir a por ella. Que, de hecho, te van a gustar miles, por mil razones. Decidir por a por quién vas a ir ya es tu decisión y depende de muchos, de muchísimos más factores que el de "gustar".

Así, hay cosas que no controlamos; nuestros sentimientos. Pero sí que controlamos nuestras decisiones. Y no he encontrado mejor manera para empezar este post.

Tras muchos meses, o incluso años, de malas experiencias amorosas, de desengaños, de chascos, nos hemos llenado de rasguños y heridas. Nos han salido taras, así, del uso. De intentarlo, de caer, de arrastrarnos.

Muchos, con esas taras, nos hemos rebajado. Hemos ido a las rebajas de enero, a las de junio, a las de semana santa; nos hemos inventado nuestras propias rebajas. Algunos, incluso, se van a las tiendas de segunda mano. Nos bajamos el precio. Nos vendemos a cualquier precio, para no estar solos.

Es curioso porqué una vez, en una tienda de segunda mano, encontré un libro muy interesante. Tenía la portada sucia y gastada, toda del mismo color. Pero valía diez veces menos que en una librería, y lo compré, y me encantó. Hubiera pagado más por él; tenía un preció más bajo del que merecía.

La única diferencia entre ese libro y nosotros, es que nosotros nos podemos poner el precio.

 

Es igual las veces que hayamos fallado, o las que nos hayan rechazado, o las que nos hayan usado. Podemos reciclarnos. Podemos sacudirnos el polvo una vez más. Podemos volver a ser caros y que la persona que nos quiera tenga que ahorrar mucho para conseguirnos. Pero mucho mucho.

No importa si la portada es sencilla, bonita o fea (para gustos los colores), lo que importa es que el contenido sea el mejor, el máximo dentro de nuestras posibilidades.
Nadie quiere un libro de mierda, lleno de mierda. A todos nos gusta ahorrar para comprar-nos un buen libro, oler las hojas, saborearlo.

Es igual la temática que tengas, repito, para gustos los colores. Lo que importa es que seas interesante. Que tengas personalidad, que tengas valores, que puedas explicar aventuras, que tengas hobbies, aficiones. Que seas capaz de querer a los demás. Que no te importe arriesgarte por alguien, dar la cara, sufrir, para que alguien pueda estar mejor.

Que no importe como estás escrito, sino lo que cuentas.

Y así, quizás, te podrás poner un precio muy alto.

Es posible que, con ese precio, tarden más en comprarte. Pero seguramente quien ahorre por ti, te querrá de verdad.

A no ser que prefieras ser un saldo y estar en un estante de una tienda de segunda mano, y pretender tener suerte.

Si algo he aprendido es que el amor no es cosa de suerte. Amar es un verbo. Amar es una decisión. Amar es una apuesta que cuesta mucho, mucho, mucho.

Pero siempre merece la pena.



Leticia Illa.