lunes, 26 de agosto de 2013

Esfuerzos invisibles

Estaba con la consola, esta mañana, entretenida con un juego que requería una habilidad específica. De repente ha pasado mi hermano por la habitación, justo en el momento en que iba perdiendo y he soltado una queja; "¡no hay manera, no me sale!", y supongo que, sin más pretensión que animarme, ha "contestado" él; "Tú puedes conseguir todo lo que te propongas", y se ha ido.

Entonces, he acabado la partida, he apagado la consola y he subido al ordenador a escribir en el blog ya que se me ha ocurrido algo;

Tengo una amiga, chica, que me explicó recientemente que le gustaba un chico, guapo, de su edad, con muchas cosas en común, pero que no quería irle detrás, que quería que fuera él el que la buscara. Aunque hoy en día ya no sea totalmente necesario que el hombre persiga a la mujer, aunque que ese estereotipo ya no sea el único, para que engañarnos... A las chicas nos gusta eso.

Y pensando en "tú puedes conseguir todo lo que te propongas" me ha venido a la cabeza tantas personas dejándolo todo por amor, chicos detrás de chicas, chicas detrás de chicos, chicas detrás de chicas, chicos detrás de chicos, que se dejan sudor, lágrimas, tiempo, dinero, cansancio y supongo que mil cosas más.

Luego, hablando con un amigo, de esos de confianza, salió el tema de la chica de la que os hablo, que iba detrás de menganito, y él me dijo; "Lo agovia"
- ¿Cómo?
- Que lo agovia. Necesita espacio, tiempo; algunos hombres lo necesitamos. No es que no la quiera, o que no le guste, que eso no lo sabemos, pero se siente agoviado.

Y no digo, ni mucho menos, que esto pase en todos los casos, que todos los hombres sean iguales en este aspecto, para nada, pero ese "espacio", ese "tiempo", me ha hecho pensar algo:

Igual no todos los esfuerzos son los que se ven, los que comentaba antes; irle detrás, llamarlo, escribirle, dejarse el sudor, las lágrimas, el tiempo, el dinero, y cansarse en vano, pensando que somos unos románticos, que le damos "todo" y no recibimos nada a cambio. Igual no.

Igual es un esfuerzo más grande esperar, no decir nada, dar tiempo, espacio, llorar en silencio, pasar horas mirando el teléfono, la última conexión, y no poder mover un dedo para escribirle. Igual el esfuerzo es dar a entender al otr@ que estamos ahí, apoyarl@, pero dejar que el otro decida si realmente quiere que formemos parte de su vida y en qué medida.

Igual es este otro modo de "conseguir todo lo que te propongas", en el terreno amoroso, pero claro que en cualquier otro terreno también se requiere de constancia, paciencia, estudio, práctica.

Ese es, creo, el esfuerzo invisible.